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Marzo 2020

EDWARD BUNKER

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Edward Heward Bunker (1933-2005) fue uno de los escritores más prodigiosos del género negro. Aunque sus novelas no están protagonizadas por detectives, policías o buenos samaritanos sino por criminales, como lo fue él. Bunker venía de una familia disfuncional y ya desde joven fue dando tumbos por casas de acogida hasta acabar en el reformatorio. Un periodo reflejado en Little Boy Blue, mostrando de forma dolorosamente cercana el sufrimiento de un niño superado por las circunstancias. La brutalidad del sistema y de los adultos le acabará convirtiendo en un adolescente peligroso, lleno de rabia. Aunque sus libros no son autobiográficos, sin duda están todos basados en experiencias de primera mano. Del mismo modo que Dashiell Hammett narraba con maestría el trabajo detectivesco, gracias a sus vivencias en la agencia Pinkerton, Bunker fue el representante literario de los fuera de la ley.

Poseía una gran capacidad analítica, devoraba información de las personas y escudriñaba en el alma humana, con una necesidad insaciable de comprender todo lo que le rodeaba. Hasta tal punto que lograba meterse en la cabeza de otros, desvelando sus mecanismos y forma de pensar.

Con solo 17 años le mandaron a San Quintin y hasta cerca de los 40 estuvo entrando y saliendo de la cárcel. Se dedicó a la extorsión, atracos, falsificación y tráfico de drogas. Pero fue la escritura la que le salvó la vida, en ella encontró la paz espiritual que le daría medios, tanto emocionales como económicos, para abandonar una vida dedicada al crimen. Se formó en este arte de forma autodidacta en prisión, desde donde publicó su primera novela: No hay bestia tan Feroz, adaptada al cine en 1978 como Libertad Condicional (Straight Time) y protagonizada por Dustin Hoffman. Narra las desventuras de un hombre recién salido de prisión que, temeroso de volver a ser encerrado, quiere llevar una vida tranquila. Pero el rechazo de la sociedad y el comportamiento de su agente de la condicional amenazan con que vuelva a sus viejos hábitos. Sin duda, Bunker quiso reflejar la frustración que sufrió en sus intentos de integrarse como ciudadano honrado.

Pero la calidad de sus libros no se debe solo a su experiencia en el mundo criminal o a su pasión por la literatura. Bunker era un hombre con una inteligencia muy por encima de la media y esto, sumado a un alto nivel de observación, le dio los medios para todo aquello necesario que forma a un buen escritor.

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En Stark por ejemplo, el protagonista es un individuo absolutamente amoral, un mentiroso patólogico y timador sin ningún sentido de la lealtad. Su existencia es la de un parásito que no duda en predar en los más débiles.

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Una naturaleza totalmente antagónica al propio escritor. A pesar de ello, Bunker supo reflejarlo sin odio ni nada que pudiera empañar su buen hacer literario. Estaba obsesionado con la verdad, con llegar a la esencia misma de las cosas en vez de imponer su propio punto de vista. Su prosa es directa, compleja e inteligente como los protagonistas de sus novelas, enganchando desde las primeras páginas.

Con The Animal Factory uno conoce de forma muy precisa el sistema penitenciario. El hilo conductor es la amistad entre un joven recién llegado a la prisión y un recluso ya veterano. Pero aquí el autor va más allá del simple morbo sobre la jerarquía entre presos, la violencia o tensiones raciales que fascinan a mucha gente. Bunker consigue meternos en la piel de los personajes y que comprendamos, sin necesidad de justificarles, el camino que les ha llevado a todo aquello. Como en todas sus novelas, hay numerosos monólogos internos, donde los protagonistas meditan sobre ellos mismos y su entorno, con una agudeza mental sorprendente. A pesar de ello, como le ocurrió al propio Bunker durante gran parte de su vida, el tener una mente privilegiada no les libra de caer presa una y otra vez de sus viejos hábitos. Tuvo una adaptación a película en el 2000, con Edward Furlong y Willem Dafoe. Y aunque correcta, no pasa más allá de entretenida, careciendo por completo de la brillantez del libro y resultando en un filme de temática presidiaria del montón.

Mencionar como curiosidad que Bunker apareció numerosas veces en el cine. Por citar algunos ejemplos, fue el señor azul en Reservoir Dogs, también tuvo papeles en películas ochenteras como Perseguido o Tango y Cash.

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