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Julio 2017

CIUDADANO KANE

Orson Welles, uno de los genios del cine, produjo, dirigió, escribió y protagonizó Ciudadano Kane (1941). La película cuenta la vida de un magnate, dotado de un gran parecido con una persona real, el opulento hombre de negocios William Randolph Hearst, el cual, con los medios de comunicación que poseía, atacaría al filme e intentaría que no se distribuyese. Welles se llevó consigo a sus compañeros del Mercury Theatre, entre ellos su gran amigo Joseph Cotten y comenzó a rodar la historia. A pesar del gran recibimiento por parte de la crítica, los ataques del magnate Hearst y la mala distribución hizo que esta obra maestra fracasara estrepitosamente en la taquilla americana.

La película aborda la nostalgia, los sentimientos enfrentados, el ser humano contra  su destino y, sobre todo, la figura del poderoso en el mundo de la prensa y del poder que ejerce con ello. Kane quiere dirigir un periódico de forma honesta, incluso firma una declaración de principios por la cual se compromete a no dejar que ningún interés externo le influya.

Es el sueño de todo buen periodista: llegar al lector  sin que ningún elemento económico, social, sentimental, de cualquier clase en definitiva, impida informar como debe ser. Pero Kane es la contradicción misma, pasa a convertirse en un ser caprichoso, se convierte en la personificación de la limitación de prensa, manejada por los deseos del dueño. El protagonista llega a decir “no sé dirigir periódicos, sólo hago lo que se me ocurre”.

Es el mejor ejemplo de un caso que sucede a menudo, un hombre que lleva su verdad a la gente, se la impone, intenta que todo el mundo piense como él. Kane, mediante el autoengaño, logra convencerse de que él sabe lo que es mejor para el público. Un gran hombre que pretende dominarlo todo sin saber dominarse él mismo.

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