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Agosto 2017

EL PROFESOR Y LA PROSTITUTA

Este libro está compuesto por sucesos reales, historias de “muerte y locura”.  Escrito por una periodista, Linda Wolfe, cuyo objetivo era investigar crímenes, pero no de cualquier tipo sino aquellos cometidos por gente de clase media. La propia autora explica que no estaba interesada en ricos y famosos (muy alejados por su entorno del resto de la humanidad) o bien sobre pobres y marginados, donde sus propias carencias evidenciaban las razones de sus actos. Ella quería explorar el mundo de aquellos con los que compartimos nuestro día a día, aquellos que nos resultan más cercanos.

Al igual que Tom Wolfe (a pesar de la coincidencia de apellido, profesión y estilo, la propia autora afirma que no es familia del citado escritor), Linda hace uso del “nuevo periodismo”, una corriente nacida en los 60, que utiliza los recursos literarios de la novela para acercarse más al lector. El resultado es un libro magnífico, donde se mezcla una exhaustiva labor detectivesca con una narración ágil, que da una sensación de inmediatez y de estar viviendo todos los hechos que se van describiendo. De esta manera consigue un retrato mucho más completo del que tiene la policía o la propia familia del protagonista de cada historia, ahondando en el perfil humano, profesional y psicológico.

En cada uno de los sucesos descritos se conoce el final ya desde el principio, porque la verdadera intriga está en ir analizando toda la línea que acabó conduciendo al fatal desenlace: cómo se conocieron víctima y verdugo, el origen de la psicosis del criminal, el escenario que les unía a ambos… En el curso de todo esto uno va descubriendo que, lejos de la imagen superficial que transmiten las líneas de informativos y periódicos, los protagonistas no eran personas equilibradas y normales, tampoco estallaron sin razón alguna o de forma inexplicable. Debajo de cada hecho terrible hay un origen y unas causas, las cuales Wolfe va sacando a la luz.

Entre los diferentes capítulos encontramos a un respetable hombre de familia, y reconocido profesor universitario, que acabó matando a su amante, o a los gemelos Marcus, unos médicos ginecólogos de Nueva York, que aparecieron muertos en su lujoso piso, rodeados de montañas de basura, excrementos y frascos vacíos de barbitúricos. Este último caso fue llevado al cine por David Cronenberg, y pasó a la infamia de la historia de la medicina, ya que el estado psíquico de ambos era conocido por el resto de sus colegas y, a pesar de ello, se les permitió seguir ejerciendo, poniendo en riesgo a varios pacientes.

Al mismo tiempo se aprecia en Linda Wolfe a una mujer inteligente, de gran agudeza y compasión, capaz de aportar sus propias deducciones sin caer en el amarillismo. Esto último suele ser un elemento que, tristemente, domina en ocasiones el periodismo de sucesos. Área donde abundan auténticos carroñeros sin ningún tipo de moral (ni habilidad o talento alguno), que demuestran estar más preocupados en dar detalles innecesarios, aprovechándose de la mediocre necesidad de morbo. Afortunadamente, éste no es el caso de El profesor y la prostituta que podemos definir como brillante, tanto a nivel narrativo como periodístico, cuyas páginas envuelven y atrapan por completo al lector.

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